miércoles, 11 de enero de 2012

La única musa de Almodóvar sin Goya



Para este blog, un hecho muy curioso de los premios Goya fue el completo olvido de Marisa Paredes entre las nominaciones a La piel que habito.

Se puede considerar que Almodóvar ha hecho el personaje de Marília exactamente para esa que es una de sus musas, con todo el destaque que se merece, en muchas escenas, superior a las protagonizadas por Anaya y Banderas. La escena de esa pareja con Paredes resulta esplendida, un verdadero homenaje del director a su diosa.

De hecho que los Goya no son parámetro para nada, tampoco sinónimo de buena cosa. 

Pero nominar La piel en 16 categorías, sin cualquier mención a Paredes, es bastante fuerte. No creemos en brujas, pero que las hay, las hay! 

En su carrera cinematográfica, la actriz fue nominada solo dos veces a los Goya, por Cara y acelga, en 1988, y La flor de mi secreto, en 1995, una de sus mejores interpretaciones. Y punto.

Ella fue olvidada por Tacones lejanos, en que pese la peli ser toda suya, lo que ocurrió también con Todo sobre mi madre y con la fantástica La espina del diablo, en la cual ha actuado junto a Héctor Alterio.

¿Pero, entonces, qué se pasa con la chica de Almodóvar? Qué es lo que no agrada a sus compañeros de trabajo?

Ellos la daban como cierta en el cuarteto de favoritas y acabaron échandola del listado. Desde Cannes, o sea, desde mayo, se contaba como cierto que Paredes estaría a la cabeza.

El hecho de haber ocupado el cargo de presidenta de la Academia de 2000 al 2003 hace con que, quizás, no tenga buena recepción junto a los suyos. Mejor aún: su apoyo a Bigas Luna en las elecciones del año pasado para la presidencia de la Academia de Cine, reconociendo en él una “persona de mucho carisma”, seguro que ha pesado. En la ocasión, los sufragantes dieron 256 votos a Enrique González Macho, actual presidente de la entidad, contra los 101 recibidos por Bigas Luna.

Sea como sea, con luna o con sol, con macho o sin él, Marisa Paredes es una actriz dramática completísima y muy reconocida dentro o fuera de España. Su rechazo por la academia no parece desde luego una flor de gran secreto.

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