“El tesón, las ganas e incluso cabezonería” de su directora contagió a un equipo capaz de resolver lo irresoluble que puso “el corazón sobre la mesa”. “La distancia más larga” es la primera película española que se proyecta en el festival.
Premio del público en Montreal, a la mejor película latina, compitiendo en la sección de Óperas primas del mundo, “La Distancia más larga” (coproducción entre España y Venezuela) inicia su camino en España y su primer contacto con el público español, desde el Festival Internacional de cine de Gijón.
10 años tardó su directora Claudia Pinto Emperador en poder plasmar el ambicioso proyecto que les ha llevado a rodar a uno de los lugares más inaccesibles del mundo, la Gran Sabana, a 8 horas de cualquier ciudad y en circunstancias meteorológicas en constante cambio, con el 70% de los días de rodaje bajo la lluvia.
Un mes y medio de rodaje en el que todas las dificultados lejos de tumbarlo lograron crear el mayor de los compromisos entre el equipo. “El tesón, las ganas e incluso cabezonería” de su directora contagió a un equipo capaz de resolver lo irresoluble que puso “el corazón sobre la mesa”.
“Todos hemos sido Martina” decía la joven directora venezolana afincada en España que para esta coproducción española y venezolana siempre tuvo muy claro quién encarnaría el papel protagonista. Martina es Carme Elías defendiendo un papel complejo que debe buscar la convivencia de su fragilidad ahora que se encuentra al borde de la muerte y su fuerte carácter, su independencia y la seguridad en cómo quiere acabar su vida.
“La distancia más larga” recorre dos viajes en todos los sentidos, por eso el espectador encontrará dos tipos de país, dos formas de muerte y dos extremos vitales, el de Martina que puede contar el tiempo que le queda y el de su nieto con toda la vida por delante. Para remarcar la dualidad, el montaje, la puesta en cámara y la interpretación también se desdobla y diferencia.
Y todo ello lo cuenta la directora sin caer en el sentimentalismo. Añadiendo lo que podría ser otra dificultad, trabajar con un niño. No fue así sino “todo un regalo” contar con Omar Moya en el papel de Lucas, todo un “profesional, disciplinado, inteligente manteniendo la ingenuidad, verdad y pureza de un niño”.
En los próximos días el equipo de la película baja a Huelva, dónde compite también en la sección oficial.
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